Los artrópodos – Cucarachas arañas ácaros gorgojos,…– son nuestros pequeños compañeros de piso, una presencia inevitable a la que nos tenemos que resignar.
Aunque no los veamos, ellos están ahí, en las grietas y rendijas, tras los muebles, en los rincones oscuros, bajo los cojines de nuestro sofá, en las alfombras, en el fondo de los cajones, entre los libros, en la despensa o haciéndonos visitas a través de la ventana abierta, tan hábiles para entrar por el cristal abierto y tan torpes para dar con él al marcharse. Y eso, sin contar nuestros parásitos y los de nuestras mascotas, como piojos, pulgas y garrapatas.
Algunos estudios identifican en hogares más de diez mil ejemplares de 579 especies distintas, con predominio de moscas, escarabajos y arañas, y eso que ni siquiera miraron en algunos puntos de difícil acceso como detrás de los armarios. En cualquier domicilio residen plácidamente diez especies de arañas. La media de más de un centenar de especies por hogar resultará inquietante para muchas personas, aunque esas investigaciones apuntan a que los domicilios con menos variedad eran los peores, ya que en ellos solían predominar las cucarachas.
En nuestros hogares tienen resuelto el primer imperativo biológico, el de la alimentación: unos se nutren de nosotros y nuestras mascotas (los hematófagos, como los mosquitos, chupan nuestra sangre, pero nuestras células muertas suponen un festín para otras especies), los hay que se zampan la propia estructura de la casa o de los objetos guardados en ella y, finalmente, muchos codician el tesoro de nuestros víveres (ahí está el nutrido batallón de gorgojos y polillas especializados en alguno de los ingredientes que almacenamos).
Salvando las malas experiencias que cada uno haya podido tener a nivel personal con insectos y arañas, se trata de un miedo aprendido, que tiene un componente más cultural que biológico. A ello contribuye la imagen que se da en los medios de estos invertebrados. Además, solemos asociar la presencia de insectos y arañas con ambientes sucios e insalubres, aunque un estudio de 2017 realizado en hogares de Estados Unidos concluía que aspectos como la limpieza de la casa, el uso de pesticidas y la tenencia de mascotas no ejercían una influencia significativa en la composición de la comunidad de artrópodos.